jueves, 15 de octubre de 2009

El lenguaje de la Física actuando de GPS


Generalizar las leyes físicas en forma de ecuaciones matemáticas, constituye una de las principales premisas del método científico. Esto lleva implícito el uso de un lenguaje sazonado de símbolos y letras, en el que el alfabeto griego ocupa un lugar preeminente. Vista desde fuera, la Física puede parecer una tarea nebulosa por el uso indiscriminado de símbolos de sonidos extraños para los profanos en la materia. En muchas ocasiones, este hermetismo ha dado lugar a simpáticas anécdotas, como la que hoy presentamos.

Richard Phillips Feynman (1918-1988) ha sido uno de los personajes míticos de la Física. Poseía un carácter encantador y divertido. En su juventud participó en el Proyecto Manhattan, encaminado a la fabricación de la bomba atómica. Su trabajo en el desarrollo de la Electrodinámica Cuántica le valió la concesión del Premio Nobel de Física en 1965. Los últimos años de su carrera los pasó enfrascado en estudios de computación y en los primeros desarrollos de la Nanotecnología.

En relación al lenguaje de la ciencia, Feynman fue protagonista de una vivencia por demás divertida. Aparece recogida en el libro "¿Está usted de broma, Sr. Feynman?". Reproduzco el pasaje en cuestión:

No sé por qué, pero cuando voy de viaje siempre se me pierde la dirección, o el número. Yo me imagino que irán a recibirme, o que habrá alguien que sepa adónde vamos, que la cosa se arreglará de alguna manera.

En cierta ocasión, a principios de los años sesenta, asistí a un congreso sobre gravitación en la Universidad de Carolina del Norte. Se suponía que mi papel era el de un experto en otro campo, que va a echar una ojeada al de los vecinos.

Aterricé en el aeropuerto con un día de retraso, porque me fue imposible llegar el primer día, y salí a la parada de taxis. Le dije al encargado de irlos despachando: "Quisiera ir a la Universidad de Carolina del Norte".

"¿A cuál se refiere? -dijo el encargado-. ¿A la Universidad Estatal de Carolina del Norte, en Raleigh, o a la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill?"

Inútil decir que no tenía ni la más mínima idea. "¿Dónde están?", pregunté yo, pensando en que estarían próximas una a la otra.

"Una se encuentra al norte de donde estamos, y la otra al sur, aproximadamente a la misma distancia".

No llevaba nada conmigo que aclarase a cuál de las dos debía dirigirme, y como había llegado un día tarde, no había nadie que se encaminara al congreso.

Eso me dio una idea. "Mire. La sesión inagural fue ayer, así que ayer tuvo que haber un montón de tíos que pasaran por aquí de camino al congreso. Permítame que se los describa: Irían con la cabeza en las nubes, charlando unos con otros sin fijarse adónde iban, y diciéndose unos a otros cosas como 'G-mu-nu...', 'G-mu-nu...'."

Al encargado se le iluminó el rostro. "¡Ah, sí! ¡Tiene usted que ir a Raleigh!"

"Muchas gracias", respondí, y me fui al congreso.


"G-mu-nu" es una simbología que utilizó Bernhard Riemann (1826-1866) en la descripción de la geometría del espacio y que constituyó uno de los pilares de la teoría general de la relatividad de Albert Einstein (1879-1955).

Como vemos, en ciertas ocasiones el lenguaje científico puede desempeñar el papel de un buen GPS.

FUENTES CONSULTADAS:

http://es.wikipedia.org/wiki/Richard_Feynman

http://einstein.stanford.edu/content/relativity/q2442.html

FEYNMAN, Richard P., ¿Está usted de broma, Sr. Feynman?, Madrid, 2003, Alianza Editorial, 301-302.

Julián Esteban Maestre Zapata.

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