jueves, 14 de octubre de 2010

Los grillos, los mejores termómetros


A nadie se le ocultan los conciertos que los grillos campestres (Grillus Campestris) interpretan en parques y jardines a la llegada del buen tiempo. Algunas veces su canto es melódico y acompasado, en tanto que en otros momentos semeja una cacofonía desaforada... ¿A qué es debido este fenómeno?

Sencillamente, el metabolismo de los grillos (causa principal del característico "cric-cric") es sensible a los cambios de temperatura, ya que estos insectos no son capaces de autorregular su temperatura corporal, a diferencia de los mamíferos. Los grillos macho utilizan los chirridos como parte de su cortejo sexual a los grillos hembra, que no pueden producir dicho sonido.

El químico físico suizo Svante August Arrhenius (1859-1927) llegó en 1889 a la expresión matemática que relaciona exponencialmente la velocidad de una reacción química con la temperatura a la cual se desarrolla. Sencillamente, cuanto mayor es la temperatura, mayor es la velocidad de reacción; y viceversa: cuanto menor es la temperatura, menor es la velocidad de reacción.

El metabolismo de los grillos puede ser considerado como una cadena de reacciones químicas, y por tanto manifiesta sensibilidad a los cambios de temperatura. Si la temperatura del entorno es elevada, como es propio del tiempo veraniego, los chirridos de los grillos aumentan su frecuencia. Esto no es ni más ni menos que una verificación perceptible de la ecuación de Arrhenius antes citada.

Pues bien, se ha podido encontrar la expresión matemática que relaciona la temperatura con la frecuencia del chirrido de los grillos y que da fe de la precisión de los grillos como indicadores de los cambios de temperatura del aire circundante, esto es, como termómetros. Para la escala centígrada, la expresión matemática adopta la siguiente forma:

Temperatura del aire (°C) = (n° de chirridos por minuto/5) + 9

El principal inconveniente es conseguir contar de forma precisa todos los chirridos emitidos por el grillo en el espacio de un minuto. Por ello se recomienda realizar dicha cuenta para un intervalo de 10 segundos y acto seguido multiplicar por 6 el resultado; así, de forma más cómoda, tendremos computado el número de chirridos por minuto.

¿Alguien se plantea cambiar el tradicional termómetro de mercurio por un simpático grillo? Yo creo que aunque el grillo sea un instrumento más fiable para medir la temperatura, seguiré utilizando el termómetro de mercurio cuando me ponga malito.

Como ejercicio práctico, ¿te atreverías a determinar la temperatura del ambiente donde cantan los siguientes grillos?:



FUENTES CONSULTADAS:

PICAZO, Mario, Los grillos son un termómetro: curso práctico de meteorología, Madrid, 2004, Martínez Roca, 105-106.

MAESTRE ZAPATA, Julián Esteban, De villa a ciudad: Anécdotas físicas y químicas en Ciudad Real, Ciudad Real, 2006, EdIciones Stª Mª de Alarcos, 146-147.


Julián Esteban Maestre Zapata.

1 comentarios:

Experimentos dijo...

Este experimento me encanta!! de hecho fue uno de los primeros que realicé y no sabes la curiosidad que despertó en mi. Yo lo había conocido con el gracioso nombre de "Grillómetro" jajaja. Saludos!

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